CARAMBOLAS
Por N
EN UN FUTURO INEVITABLE.
Los índices maldiciendo y
señalándolo al unísono:
Ése mexicano colapsó
nuestro universo.
Desde una realidad alterna
con sorna, él:
Se los dije.
La algarabía es tal que apenas se percibe la arrinconada y vieja rocola
tocando una canción tras otra, incansable. Omnidireccional y tímidamente en
ese momento comienzan a radiarse las ondas seductoras de un Sirtaki,
acorde de Mikis Theodorakis.
♪ Taránnn, Taránnn, Taratataránnn, Taránnn
……♪
El halo de la noche cobija el incógnito tugurio provisto de
toda clase de divertimentos y libertinajes. En su interior los consuetudinarios
tunantes, saturados por su leal ambrosía, componen y descomponen la Creación
a placer, con sus diálogos incoherentes, intrascendentes y sin maquina
alguna, aparentemente.
-Dadme un punto de apoyo y moveré al mundo.
-¿Qué? Qué te hagas a un lado y aprendas -dijo al momento de colocar la bola
blanca sobre la mesa de billar -Pares a la izquierda y nones a las buchacas de
la derecha.
Pronunciando éstas palabras y como por arte de magia, más bien
como reguero de pólvora, aquellos balbuceos bulliciosos se transformaron en
mutis al instante, concentrando todas las miradas del lugar en un solo punto.
El Kuing, conocido por cualquiera en aquellos lares,
decía que hacía y era de todo menos un cuentero. Que lo único que poseía era su
palabra y no iba a desperdiciar saliva en vano, por eso cuando abría la boca,
cumplía.
Tomó el taco, lo atizó, se colocó frente a sus
objetivos. Su mente analítica, en un abrir y cerrar de ojos, comenzó a efectuar
cientos de trillones de complejos cálculos matemáticos, pero todos parecían ver
que musitaba algo como una oración a los dioses del Olimpo suplicando por un milagro. ¡ZAZ! Un tiro con determinación. La bola de marfil se ha estrellando
violentamente contra el triangular pelotón, quienes en aparente azar salen
disparadas y despavoridas en todas direcciones, describiendo trayectorias
indescriptibles por lo imposible. Un sólo tiro y todas esas gigantescas canicas
han caído embuchacadas, tal como lo había vaticinado.
¿Queeeé? ¡Ahhhhh! ¡Guauuu!...-al mismo tiempo se oyen toda
clase de expresiones de admiración e incredulidad -¿Cómo le hiciste?
La naturaleza siempre provee la forma y sí le agregas cierto chanfle
en el lugar y tiempo preciso, puedes obtener una efecto infinito –dijo
socarrón al momento de tomar la esfera zumbante que amenazaba con destrozar el
paño verde, donde aun giraba a gran velocidad.¿Y dónde se puede aplicar ésto? -preguntó un curioso.
-En todo.
-¿En nosotros también? ¿Y es peligroso? –preguntaron interrumpiéndose unos a otros.
-Tomen en cuenta que por nuestro origen común, los seres vivos nos regimos bajo los mismos principios, es inevitable. Además toda energía, conocimiento o mensaje mal aplicado o entendido siempre traerá consecuencias funestas, por no decir catastróficas. Somos como camarones en la noche, tal cual, ante la presencia de un pescador con lámpara y red en mano.
Los semblantes que momentos antes le habían prestado atención y admiración, ahora comenzaban a mostrar signos de molestia e intolerancia. -A nadie nos gusta que nos vengan a decir el cuándo, cómo o porqué. Peor aún lo que somos o parecemos y francamente dices cosas muy fantasiosas y sin sentido –respondió el más grandulón.
-“Te digo que cuando todo está perdido, el trabajo, la fortuna, el amor, sólo queda una cosa por hacer.... bailar...”
El universo se ha confabulado en complicidad con el Kuing, la melodía de la rocola interrumpe en perfecta sincronía la naciente discusión:
♫ TÁ, TARÁ, TARÁ, TARÁ, TARÁ, TÁ, TARÁ, TARÁ, TARÁ, TARÁ,.♫
Las contagiosas, melódicas y tradicionalistas notas los ha envuelto. Todos
comienzan a bailar, se abrazan unos a otros y giran alrededor de sí
rítmicamente, el frenesí aderezado con alipús ha empezado a surtir
efecto. Los enajenados toman vasos, platos y todo lo que encuentran a su paso y
comienzan a estrellarlos alegremente contra el piso. El caos ha comenzado. El dueño
del lugar acostumbrado a esas situaciones sólo opta por levantar el auricular.
¡FLUP! ¡FLUP! dos cerbatanas escupiendo su aletargante contenido atinan al blanco. El problema ha sido resuelto. El alborotador ha entrado en estado de modorra. Antes de perder la conciencia un parroquiano se le acerca y le pregunta:
-Eso que dijiste del desenlace fatal es un cuento, ¿verdad?
-No.
-¿Hay forma de evitar el colapso?
-No seas como los camarones, no sigas la luz.
Dos entes corpulentos llevan a rastras a su camarada.-Pinche Tony nos volviste a sacar un pedote. No te nos vuelvas a pirar, ¿Sale, vale? -Pero él ya no está ahí, se encuentra en terrenos de Morfeo.
-Todo un caso de cuentolismo crónico extremo. Eso les pasa por leer demasiado.
-Nada que no se cure con una hora de radio-novelas por episodios.
-Pobre cabrón, si empleara sus conocimientos de física y aplicara esa misma energía e inteligencia en cualquier otra cosa de provecho en lugar de jugar billar o agitar a la gente, otro mundo sería; por lo menos para él.
¡Ajá! -gruñe el sujeto, irónico.
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