OSCULO OSCURO
x Stv
SI: ¿crees? eres res o ¿sabes.?
Que por la boca muere el pez,
La chiva por ídem al cuadrado,
El Mono por saber demasiado,
El zenzontle por su mega canto,
¿Por qué o quién mató al gato?
>La colisión es inminente e inevitable, figuratívamente hablando. Dos mundos completamente opuestos, cara a cara, viajado a estrepitosas y peligrosas velocidades. En el peor de los sentidos, el panorama del desenlace será exquisitamente fatal. Una franca bienvenida al frenético apocalipsis con tintes de éxtasis les espera a ambos seres y aún ninguno lo sabe. Por un lado, tal cual electrón, cargado con una pasmosa negatividad rayando en franca maldad y de frente, su contra parte correspondiente, la atractiva protona con su prominente positivismo eléctricamente muy atrayente. Siendo entes tan asimiles, la total empatia es a la enésima potencia.
>Cuando se habla en términos infinitesimalmente exponenciales, hay que considerar desde los miles de millones como unidad elemental hasta los fundamentales eones de números e incluso muchísimo más allá. De esas dimensiones estratosféricas se debe tomar como referente en el terrible / deseable encontronazo fenomenal, Aunque se diga lo contrario después del excelso evento ya no se vive, al menos no igual. Cuando se presenta y se presencia, el colosal espectáculo es fenomenal en toda la expresión y extinción de la palabra, que se trasforma en salpicante y (b)(v)ocalizante acción.
>Ése acuoso vehículo viajante está compuesto por más de cuatrocientas especies diferentes de valientes ménsis moustrosidades. La mente de cada ente de ése gigantesco ejército descerebrado, sólo sabe o intuye que va tras la inmortalidad, la más grande presa / gloria que se le puede otorgar a un guerrero (del tamaño o dimensión que éste fuere). De ese pequeño gran salto dependerá la perpetuidad de su gen, de su origen, de su especie en si. No saben porqué actúan así, pero su bárbaro instinto les dicta cual debe ser su primitiva / avanzada conducta para trascender, para procrear a como de lugar. Ese diminuto pensamiento multiplicado por un millón o un eón. De ese tamaño o dimensión es el deseo de conquista y ansia de penetrante invasión.
>Millones de seres patógenos (para ser exactos y tomando con cautela las dimensiones precisas, aproximadamente la misma cantidad de seres vivos que existen en cualquier otro habitad de cualquier otro sistema molecular, solar/estelar o galaxideral) en busca de la eternidad. Son voraces e insaciables, armados hasta los dientes con las más temibles, placenteras y vivíferas intenciones. Y cual kamikazes hipersuicidas, se lanzan en ensalivada manada al espacioso y vicioso vacío. Consientes, sus inconciencias supondrán que entrarán en esa desconocida y carnosa cavidad superior, que enfrentarán feroces batallas con sus símiles nemesis biunívocos; saben que la mayoría morirán, aún así se lanzan gozosos y dichosos. Ellas igual que ellos, de entrada, intentarán neutralizarlos y al final así será, ambos bandos por igual.
>La fase bacterio-invasiva concluyó, la etapa bio-química ha iniciado. El íntercambio salvaje de torrenciales fluidos salivales ha entrado en un contacto ligue lingual. El deseo por eliminar al intruso es natural de entrada. La neutralización por ambos bandos es inmisericorde. Sólo habrá una segura ganadora en esa lucha sin tregua y sin fín o sea mejor dicho con fin y efectivamente eso será, su fin y a la vez su supervivencia literal, quien será la gran vencedora; el perdedor también lo disfrutará. Será una súper, dúper, rete-contra y archi-mega experiencia, corrección, vivencia.
>Las sustancias empiezan a reaccionar en cadena, cual dominó, pero en caudalosas cascadas simultáneas de adrenalina, sustancia a tope aún antes del encuentro fatal, que pronto se transformará en vital. Dentro del colosal y candoroso cuerpo circulan internamente, en conjuntiva y complicada complicidad, toda clase de sustancias y elementos, mismos que se han sintetizado en gloriosas serotoninas y éstas a su vez por la mezcla del oxígeno puro de esa profusa y acojedora caverna mutando a la inflamable oxitosina. La ya ardiente sangre, se ha oxigenado inmoral e indebidamente más de lo debido. La chispa se ha encendido.
>Enérgicamente, todas las alarmas, señales de emergencia y alertas se han activado. Las temperaturas corpóreas han aumentado a niveles letalmente peligrosos. Las puertas de la seudónima muerte chiquita han sido abrumadóramente semiabiertas. Las defensas, colapsosas y gozosas están a punto de autoceder ante el encantador intruso invasor, La visibilidad es toda caótica, de oscuridad plena y satisfactoria, múltiples veces salpicado por brillantes descargas chispeantes de colorida energía, que presentándose y extiendiéndose como de rayo por todas las terminales nerviosas en toda esa mole, en formas simultáneas generan pecaminosas sensaciones tanto visuales como vibratorias. La experiencia es deliciosa e indescriptiblemente incomparable.
>La combinación de sustancias químicas y etéreas energías cósmicas han generado, o más bien, en la peor de sus acepciones, degenerado desorbitadas explosiones, que han logrando liberar las tan ocultas, preciadas y aún más deseadas de las sustancias, las endorfinas. Las torrentes cantidades de energía generada han provocado un caos en el sistema. Todos los catalizadores han entrado en acción. Las enzimas y hormonas expelen químicamente el antídoto para que retorne de las arítmicas y taquicardiacas ciento cincuenta pulsaciones por minuto, que casi provocan el colapso del mecanismo autoregulador de bombeo, intentando retornar a su estable estándar de setenta.
>La siguiente fase ha comenzado, pero intentar hablar de ésas incuestionables menesteres hormonales de cualquier suculento y tormentoso ser, sea del habitad o universo que sea, es como querer comprender el m(o)(e)nstruil comportamiento consecuente a la mensual mecánica lunar femenil. Explicar esos neuroquímicosensosensibles y lunáticos fenómenos, equivale a lanzarse al vacuo infinito con todo y paracaídas, a sabiendas que dicho instrumento es inútil en ese espacioso éter. Sí acaso, sí se viajara acompañado, en su lugar, mejor un condón. Y parémonos ahí, no nos pase lo que al minino superior que por bocón le dieron chicharrón, así que chitón. ¿O; no?-dijo con voz, mirada y literalmente todo analítico él, el cacofónico anonimalévolo; Don: N:o.